domingo, 13 de octubre de 2013

DE SUBMARINO A VELERO...GENERACIÓN TRAS GENERACIÓN



Hola a todos. ¡¡Como cambian los tiempos!! Generación tras generación y año tras año, vamos viendo y vamos demostrando que el mundo cambia, y que en ocasiones, cambia a mejor. Con el comienzo del curso de nuestros pipiolos, comenzaron también las actividades extra escolares. Este año hemos apuntado a la mayor (mayor de cinco añitos) a natación, natación en la piscina, por supuesto. Al mirar desde fuera del recinto a mi pequeña, como se lanza en esas aguas transparentes y tranquilas, acloradas a gusto del consumidor, le vienen a uno recuerdos de la infancia, de cuando uno aprendió el arte natatorio en plenas playas atlánticas, con marejadas, fuertes marejadas, mar de fondo, vientos del nordés como compañeros habituales de academia. En mi caso aprender no era fácil, por lo menos para mí. En el medio acuático no me siento cómodo, no es dónde me gusta estar. Tal vez porque nunca llegué a aprender del todo bien, me defiendo, pero dudo de mi capacidad para participar ni una pequeña carrera popular, y que Dios proteja a los bañistas que se encuentren en mis proximidades, por que si de mí dependieran, el número de bañistas caería en picado verano tras verano. El sistema era fácil y sencillo. Nos plantábamos en la playa mis padres y mis cuatro hermanos, con todos los bártulos necesarios para gestionar un día de playa, nos untábamos en crema cuerpo cara y alma y allá vamos.... ah no!!! primero había que esperar que cada poro de mi piel absorbiera la crema con la que habíamos sido untados , proceso, que duraba según las toneladas por m2 que tuviese mi cuerpo del pringosos ungüento. Siempre hay un motivo para retrasar un buen chapuzón para una madre. "Espera que te doy crema antes" "espera las dos horas de la digestión" "espera que aún hace frío" "espera y aprovecha el sol" "espera que parece que hay olas" "¿de que color es la bandera?" "espera un rato y ya vamos todos"..... vamos que siempre había un motivo para evitar el superchapuzónnadamásllegar, pero bueno, era lo que había y es lo que hay, generación tras generación los padres seguimos haciendo lo mismo, no sé si por venganza, o simplemente porque es lo mejor. Llegaba la hora de aprender. Ahí aparecía mi padre, enfundado en un bañador bien prieto y bien pequeño, uno de esos que avergonzaría al propio Paco Clavel, hombre que dictaba la moda del horterismo en la época. Pues ahí estaba él, con su bañador bien prieto, orgulloso del momento e imagino que del propio artículo marcador de atributos, pelo en pecho, abdominal prominente, cadena de oro al cuello, oteando el océano, para buscar mejor el momento para adentrarse en el mundo de neptuno. El sistema era sencillo. Una vez superado el muro de algas en la costa, mi progenitor macho alfa, se zambullía en el mar, después de la media hora de aclimatación, mojándose brazos, nuca, espalda barriga y lo que no es barriga a manotazos, y uno, que es muy guiado, imitaba cada paso que mi maestro hacía. Una vez que mi padre flotaba en horizontal, yo me agarraba a su zona abdominal, en caso que nadase de culo para la arena, o a la zona lumbar, en caso de que el culete, fuese mirando cara el sol. Cogía la velocidad máxima de crucero, y uno se soltaba a la de ya!! y hacía lo que podía, hasta que la ola siguiente venía y te acababa rebozando cual croqueta en el fondo marino.... y así, día tras día. El sistema era un  poco rudimentario, o tal vez ni siquiera fué así, y mi cabeza se empeña en imaginarlo así, pero no lo creo, aprendí y aprendimos así, combinándolo con flotadores de mázinguer z y pequeñas incursiones en el agua en solitario, con resultado de ingestiones masivas de mar salada, suficiente para cocer una manada de elefantes. Pues así aprendí y debo reconocerlo, más que velero, tiendo a submarino, tiendo al hundimiento gravitatorio marino que al flotamiento por esfuerzo y calidad natatoria. Ahora, veo a mi pequeña, babilla en boca (mi babilla y mi boca, claro), como avanza por su calle, con manguitos, con todo tipos de artilugios para el aprendizaje, con un monitor preparado y me alegro mucho, de que algún día, mucho antes que su padre, sepa defenderse en un medio realmente peligroso, y tal vez, puede, que cuando me bañe con mis hijos súper nadadores, se sienta más seguro uno mismo, por tener a una generación mejor preparada para el rescate en alta mar. Pero de todas formas, mis recuerdos son míos y me encantan, a pesar del bañador del profesor-papá, ya tendrán también mis hijos tiempo de avergonzarse del bañador que se ponga su progenitor en esos días de playa en familia. De momento a disfrutar de la niña y a esperar el próximo verano para irnos juntos a darnos un chapuzón, pero hasta eso, hay tiempo... ya os iré contando. Un abrazo.

9 comentarios:

  1. Jaja, ahora a los niños se les apunta para aprender natación pronto, cosa que está muy bien para defenderse y evitar riesgos en el mar, piscina...
    Antes eran otros tiempos...pero todos hemos pasado por la década ochentera que tanto color y formas aportó a la moda de los bañadores, jeje...
    Un abrazo!

    http://quedateenminube.blogspot.com.es/

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  2. Se me borró el comentario de la Virgen del Rosario, no me dejó. Nada, que no me recupero ni leyendo esto tan divertido. ¡Qué pena! lo que dices, lo siento mucho; como tú bien dices, los que perdemos, somos nosotros. Solo priva el interés económico, parece ser... Qué pena, de verdad.

    Me gusta mucho la Coruña y con esta Patrona, mucho más. Ella está, menos mal...

    Hacéis muy bien en enseñarles a nadar (hoy me río poco, me disgusta de veras ver esto del post anterior), me da ¡rabia! que seamos tan lerdos...otro tanto pasa con la devoción a la Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Hispanidad; con tanta autonomía, ya no sabemos si somos españoles...nos da igual todo...ocho que ochenta, y después nos quejamos...bueno, la esperanza es la clave, Ella no nos abandona.

    Un abrazo. ¡Gracias!

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  3. Hola releante, hacia tiempo que no comentaba. Lo malo que cuando aprenda a nadar igual ya no te quiere a tu lado. Ya sabes, ley de vida. Un abrazo. Fernando

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  4. Y yo pienso, imaginate en el mar estas nadando, te da un calambre y re rescata tu niña, uyyy de babero papá ¿verdad'?. un abrazo

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  5. Y pensar que yo aprendí a nadar en diferentes rios siendo niña y adolescente: El Ebro, el Vero y el Cinca, de estos ríos pasé a piscina ya de más mayor. Estos baños en los ríos eran muchos de ellos furtivos o sea que no se tenían que enterar en casa, otros sí que nos daban permiso, íbamos los hermanos y amig@s ya que los padres nunca vinieron con nosotros. Me gustó mucho siempre el agua y aprendí a nadar por mi cuenta fijándome en los más mayores que nadaban bien, de hecho todavía sigo nadando hora y media cada día en los cuatro estilos y no, lo hago mal.........que caray, modestia aparte, lo hago bastante bien :-))
    Sin embargo mis nietas también van a clase de natación pero todavía no superan a su abuela aunque no tarden mucho en hacerlo.Saludos

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  6. Mi nieta va a natación desde que era bebé de meses.Es una maravilla verlos nadar, no le temen a nada y hasta lo hacen con los ojos abiertos.
    Saludos

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  7. Dentro de nada, la niña es una Esther Williams, ya l verás. No habrá olas que se le resistan.
    Me he reido con la descripción de indumentaria náutica de tu padre. Pobre.
    Saludos.

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  8. Yo aprendí a nadar en el Mediterraneo.
    Y eso tuvo sus desventajas a la hora de nadar en agua dulce... ya sabes, se flota mejor en el mar, por lo de la densidad del agua.
    A estas alturas, te confieso que me da algo de miedo... cuando veo a otros metidos en el agua, porque si se ahogan sería una escena muy triste para recordar el resto de la vida.
    Pero a mi me gusta estar dentro del agua, aunque solo sea por soñar y pensar en supuestos "episodios" de múltiple personalidad.
    Nadar en el agua es lo más parecido a volar.
    Un abrazo.

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  9. No se lo digas a nadie... ¡¡no sé nadar!!...

    Un abrazo.

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