DOS VIDAS...MÁS DE OCHO DIFERENCIAS

Hola a todos. Pues ahí estábamos los cuatro. Mamá, la niña y el niño y el que escribe esto (Papá). Estábamos ocupando el salón y usándolo como zona recreativa familiar. Muchas veces he contado en este blog, lo distinto que son los niños de las niñas, y además, creo que así debe ser. Pues ayer, se dio una muestra más de tal cuestión. Como decía estábamos los cuatro. La niña, decidió arrancarse al canto, cogiendo entre sus delicadas manos rosas, un micrófono juguetero, con su camisa rosa, su pantalón de pijama rosa, su diadema rosa, en una nube de total dulzura comenzó a cantarnos las canciones aprendidas en el cole. Los papis, asombrados por el encanto de su pequeña, babeaban con tal profesionalidad, que se podría haber llenado una piscina olímpica. Lo mejor fué cuando comenzó a interpretar sus propias creaciones, que se iba inventando sobre la marcha, y cuyas rimas, asonantes, consonantes, asíntotas y asíntotos, llenaban el ambiente de un cálido ambiente solo violentado por el moqueo de los progenitores, y de alguna pequeña sonrrisilla, con sonido de pedorreta de ambos. En medio del concierto, y sin tener el detalle de esperar a que acabase la diva, el pequeño, el niño, vestido sin ninguna conjunción, con capucha subida, se dedicaba a dar patadas, golpes y puñetazos a su progenitor (macho alfa), en su zona bajo lumbar, vamos, en plenas nalgas. Mientras de fondo se escuchaba el dulce cantar de la hermana, él, cogiendo carrerilla se lanzaba contra mis posaderas gritando y riéndose a carcajada limpia. Traté de ignorarlo, para no perder el hilo de la canción, pero ya era imposible, él cada vez más y más llamaba la atención, y también tenía su gracia. Más golpes, saltos, gritos de guerra, que también supongo aprendería en el cole, la niña cantaba y él peleaba, hasta que decidió zanjar el tema gritándome Señor Culo Gordo!!!.... así gritando varias veces consiguió acabar con el bel canto y provocar risas... dos hijos, un niño y una niña, y dos formas de ver la diversión... dos formas de entretenerse y dos formas de ser, dos vidas con más de ocho diferencias y dos moquines... ¡¡para comérselos!!!. Un abrazo.