UNA PROPOSICIÓN... TOTALMENTE DECENTE (CAPITULO 1)

Hola a todos. Caminaba yo todo feliciano, carro en mano, por la sección de verduras, frutas y hortalizas, con la cabeza en mi mundo de añoranzas, cuando mi portacompras giraba, como los planetas giran alrededor del astro rey, atraídos por la gravedad de los embutidos, carnes rojas, bollerías y demás derivados colesteróticos, cuando una mujer, acercándose por detrás, me paró para hacerme una proposición...totalmente decente, por supuesto. Se trataba de una cajera del local. Claro, a nadie le gusta que personal de una tienda te persiga, (como si estuvieses robando en la sección de frutos secos a granel, por ejemplo, cosa que yo nunnnca haría, eso no,) desde la sección de enlatados, y como yo no me enteraba de nada, pues la hice andar detrás mía un buen rato. Una vez cogido aire y conseguir captar mi atención plantándose delante de mi carro, me hizo la petición en cuestión. Se trataba de asistir con el director del centro a una reunión de clientes, para que le digamos lo que nos gustaba y lo que no nos gustaba de las últimas reformas que se hicieron. Bufff, pensé, ¿de qué se trata?, pregunté, una horita más o menos, vas, dices lo que te gusta y lo que no, y te damos un lote de productos del centro. Aja!!!!, eso ya me gustaba un poco. Primero que la mujer en cuestión se trataba de una de mis cajeras de confianza. Si, habéis leído bien, de confianza. Yo soy un poco, o un mucho, tiquismiquis para mis cosas, me gustan las cajeras limpitas, ordenadas, cuidadosas con las cosas y las que no te cuentan las bondades y maldades de cada producto que compras..."Uyy que buena esa lechuga... Esos yogures son un poco flojos... Están muy ricos para el desayuno... mi hijo es incapaz de comer esto... Como nos gusta ese papel en casa, mi marido está encantado, y eso que es él mucho de eso...", Me importa un rábano lo bien que le sienta al señor esposo el papel extra suave de triple capa, es más, solo por imaginarme a ella usándolo ya lo devuelvo. O de esas que les das tu tarjeta la leen y dicen tu nombre en alto con el Sr delante, anunciando a bombo y platillo tu presencia en el local... ¿a quién le importa como me llamo?... vamos, centrémonos  que me lio. Pues lo que os decía, esta buena cajera es de las que me gustan, y por lo tanto me convencía. Pero lo del lote, fue súper decisivo. Ya me imaginaba cajas llenas de embutidos, bollería y bolsitas de chuches, productos prohibidos, pero bien ricos. Y claro, el echo de su gratuidad y, al ser perecederos pues hay que tomarlos, no hay escusa, y como iban a ser cantidades ingentes de comidas, pata de jamón incluida, pues tendría que comerlos, dejar a un lado la dieta y ponerme a ello, porque tirar no se puede tirar... ya me estaba relamiendo cuando acepté rotundamente. Me tomó nota, hice la compra, me fuí a casa cargadito de verduras y frutitas pensando que este fin de semana tendría la fresquera eléctrica cargadita de cosas buenas y ricas... y prohibidas. Llegué a casa y le conté a mi mujer la proposición, callándome la idea que me rondaba por la cabeza y le pareció ¡¡genial!!. Mi plan empezaba a funcionar, así que, solo había que esperar dos días. El día llegó y.... bueno eso mejor... ya lo contaré más adelante, y ya sabréis como me salió la jugada. Un abrazo.